-¿No
piensas hablarme en todo el resto de los juego?
Walfredo
se aclara la garganta y suelta:
-
Que quieres que te diga, hemos cuidado a tu hermana y protegido por
tal de que siguiera viva y tu no has podido hacer lo mismo por Leria.
-No
compares, nosotros teníamos que ir a matar. Teníamos más
posibilidades de morir. - dice Ladislao intentando calmarle.
-Pues
que sepas que aquí Beaty también se ha jugado la vida por tu
hermana. Tenía el brazo lleno de cristales y no quiso que se los
quitara antes de asegurarse de que tu hermana estaba perfectamente.
Hoy ha matado a un tal Evig, y seguro que no voluntariamente, lo hizo
para proteger a Renata. Tú tenias que hacer lo mismo por Leria. ¿Y
donde esta? No esta, ha muerto, y a saber si fuiste tú quien la
mato.
-Tienes
razón. - dice Ladislao. - yo la maté.
En
ese momento a todos se nos abre los ojos como platos.
Walfredo
le da un puñetazo en la barbilla y otro en el estomago que hace que
Ladislao caiga al suelo. Walfredo se pone encima con intención de
dejarle con los huesos destrozados, pero entonces Renata y yo los
separamos.
Dejo
que Renata mantenga a Walfredo ya que él es incapaz de hacer daño a
una niña como Renata.
Yo
ayudo a Ladislao para que se siente apoyado en un árbol y le limpio
las heridas.
-
No la quería matar, lo juro. - me dice.
-
No es necesario que me lo expliques.
-
Necesito hacerlo. Yo tenia la necesidad de protegerla, no solo porque
Walfredo me lo pidiera. - continua explicando. - Sé que sentía algo
más. Sé que apenas la conocía pero... Yo no quería que muriera.
-
Nadie quería que muriera.
-
Pero yo la maté.
Entonces
callo porque no sé que decirle.
-
Entramos en un jardín en el que nos pareció ver a un par de
víctimas fáciles. Pero fueron espejismos. Cuando nos íbamos el
suelo empezó a quemar, empezaron a salir bolas de fuego.
Cuando
huíamos del jardín Leria se tropezó con una piedra afilada, y cayó
de cabeza contra otra. La cantidad de sangre me despistó un poco. Me
apresuré a cogerla, pero tanta sangre me mareó y me caí.
La
estaba sacando a rastras ya que ni yo me podía levantar. Cuando
conseguimos salir ella me pidió que la matara. Y lo hice, las manos
me temblaban pero no podía dejarla ahí sufriendo.
-Hiciste
bien. - levantamos la cabeza y nos encontramos a Walfredo. - Siento
lo de antes.
-
No pasa nada, lo entiendo. - Ladislao se gira a mirarme. - y, Beaty,
gracias por cuidar tan bien de mi hermana.
-No
hay de que. Dejame verte las quemaduras y heridas.
Tras
curar un poco a Ladislao empezamos a montar otro campamento alrededor
de un árbol.
Aquel
día era muy parecido al anterior, tan solo un día creando un nuevo
“campamento” y aquella noche aparecen dos muertos.
Los
del distrito nueve, Gang y Raisa.
-Gang.
- digo en voz baja. - A ese lo maté yo también.
-Eso
es imposible, hoy no hemos matado a nadie. - dice Renata.
-Hace
dos días. -digo.
-Beaty,
estás empezando a delirar – me dice Walfredo divertido. - Si lo
hubieras matado hace dos días hubiera salido hace dos días.
-No,
yo le quité el mazo que llevaba, y le di unos simples cuchillos a
cambio. Tal vez si no le hubiera....
-Sí
y tal vez si no hubiera habido rebelión no estaríamos aquí – me
corta Ladislao.
-
Y si no hubieran inventado los juegos no se hubieran rebelado. -
continua Renata con una sonrisa de oreja a oreja. Es de las pocas
veces que la veo adorable y despreocupada.
-
Y si no hubieran existido los días oscuros. - le sigue Walfredo y le
guiña un ojo.
Seguimos
así hasta que digo.
-
Y si Dios no hubiera creado el mundo.
Entonces
todos echamos a reír, pero no por el comentario, ni por nada en
concreto. Algo parecido a cuando Annie y yo nos pusimos a reír el
día que nos conocimos.
A
la mañana siguiente me levanto con energías renovadas, y diría que
no soy la única. Antes de mediodía vamos a buscar más comida y
para nuestra mala suerte nos topamos con otro jardín.
Primero
no parece nada, decidimos no entrar, ya que la última vez parecía
inofensivo y casi dejamos nuestras vidas.
Pero
entonces se oyen voces, y antes que pueda reaccionar Renata ya ha
entrado en el jardín, y su hermano la ha seguido.
Walfredo
me mira con cara de “¿Y ahora que?” me encojo de hombros y
entramos.
Una
vez dentro me doy cuenta de donde estamos, en el tercer vasallaje de
nuevo, y esas voces son charlajos.
Renata
chilla y llora, Ladislao intenta consolarla y Walfredo está en
guardia con un arco que hace dos días pertenecía a Leria. Con
gestos indico a Ladislao que tape los oídos a Renata, y sin dudarlo
me hace caso.
Últimamente
todos me hacen caso ya que soy yo quien tiene más información sobre
los anteriores juegos y por lo tanto, sobre estos.
Les
digo que me sigan para dirigirnos a la salida. Pero no puedo, no
podemos. Todos, casi al mismo tiempo, miramos nuestros pies. Arenas
movedizas, como las que rodeaban la cournucopia en los 47s juegos del
hambre.
-
Arenas movedizas. - informo y el par de chicos me miran con cara de
“¡¿no me digas?!”, pero yo sigo. - En los 47s juegos rodeaban
la cournucopia. Os seré sincera.- aprovecho que Renata tiene los
oídos tapados y que con sus sollozos no podrá oírme.- Muchos
tributos se hundieron en ellas, pero también algunos se salvaron.
-
Los que no fueron hacia la cournucopia. - escupe Walfredo
-No,
¿me dejas acabar? - se calla y baja la mirada. - Según la cercanía
estaba más o menos profundo. Y presiento que estás son bastante
profundas. Ahora os diré lo que haremos para salir de ellas, ¿vale?
-Asienten,y por un momento veo a dos niños pequeños.- primero,
mantengamos la calma y nada de movimientos bruscos, eso solo
empeoraría las cosas. Segundo, cuando nos llegue por las rodillas, o
como mucho por el pecho, tenderemos a flotar, esto saldrá bien.
¿Queda claro?
Lo
digo bajo, pero lo han oído, y aunque no no contesten tienen la
postura firme, sé que ambos están reflexionando.
Los
charlajos siguen hablando, pero son muchas voces mezcladas, entonces
oigo la de Lila. “Cuando te vea te haré la vida imposible”.
Los
chicos siguen sin decir nada. Noto el Sol el cual da muchísima
calor. Ladislao le explica el plan a su hermana poco a poco mientras
la tranquiliza. Las arenas están frías.
-¡¿Estás
diciéndome que tenemos que dejarnos hundir un “poquito solo”?!
- salta Walfredo casi gritando e imitando mi voz al decir esas
dos últimas palabras.
Decido
callar.
Pone
los ojos en blanco, y después mira al cielo. Lo señala.
-
El plan perfecto, dejamos hundirnos hasta la mitad para después
colocarnos de espaldas y flotar, por que el ser divino nos salvará.
- suspira. - ¿Es ese el plan , Beaty?¿Es ese?
-
Sí.- afirmo sin intención de añadir nada más.
-
¿¡Estás mal de la cabeza?!
-
No. - digo, me está poniendo de los nervios y me tengo que controlar
para no explotarle palabras no aptas.
-Walfredo,
haremos caso a Beaty. - dice Ladislao
-Haréis
caso a Beaty. - corrige – A más si lo hacéis sois... - se calla.
- es decir, venga ya, dejarnos hundir y tumbarnos de espaldas,¿no
creéis que es ilógico? Te hundirás más rápido de espaldas.
-No
es momento para que te de una clase sobre arenas movedizas, es lo que
yo vi en aquellos juegos.- replico
-Aunque
le comprendo, eh. - dice sin dirigirse hacia mi siquiera. - Solo
habrá un vencedor. Y obviamente no nos cederá el puesto. ¿Cierto
Beaty? - entonces al fin me mira. - Pero a mi no me engañarás.-
vuelve a apartarme la mirada. - ¿Y vosotros que pretendéis hacer?
Renata
mira a su hermano quien se encoge de hombros y asiente.
-
Muy bien, - dice Walfredo. - imitarme estamos muy cerca de la salida.
Miro
sorprendida a Renata, ella mira de nuevo a su hermano quien me gira
la cara y empieza a imitar a Walfredo. Renata hace lo mismo, pero sin
ser tan brusca, y yo me limito a quedarme donde estoy observando la
escena.
La
arena casi me llega a la rodillas, a Walfredo casi por las caderas.
Se da cuenta que le estoy mirando.
-Tal
vez me hunda más, pero también estoy más cerca de la salida. - me
dice y yo aparto la mirada y me fijo en Renata.
Me
doy cuenta que ella realmente, apenas se mueve, tan solo un poco para
que su hermano crea que ella le está haciendo haciendo caso, pero en
realidad está haciendo de mis instrucciones anteriores, a ella es a
quien menos le cubre de los tres, pero también la más alejada de la
salida.
Me
pregunto cual será la extraña razón por la que me hace caso a mi
antes que a su hermano.
Se
da cuenta y me guiña un ojo, a lo que yo sonrío.
-
Estoy a punto de salir, un solo impulso más y salgo, luego me
seguirás tú. - ordena dirigiéndose a Ladislao. - Y ya sacaremos a
tu hermana. Y tal vez, a esa. - dice señalándome.
Agacho
la cabeza.
Walfredo
se da el impuso y a continuación suelta un grito ahogado.
Todos
nos fijamos en él, ahora esta hundido hasta el cuello.
-¡Para
y tumbate, joder Walfredo, que te considero mi amigo!¡¿Como quieres
que te vea morir?! - le grito.
-
Estoy a un paso. - dice – lo siento. - añade y da el paso.
Algo
salió mal en aquel sencillo paso, noté como se tensó y finalmente
se hunde completamente.
Grito
y después un largo silencio inunda el jardín; silencio que es
interrumpido por un cañonazo que provoca que Renata se sobresalte.
-
Lo siento, debimos hacerte caso. - se arrepiente Ladislao.
-Tranquilo.
- digo quitando le importancia.
Entonces
noto como las lagrimas recorren mis mejillas. Walfredo, el chico más
bipolar e impulsivo del mundo, pero al final siempre era duro como su
piedra.
-
Ahora tumbate, eres el que está más hundido, déjate flotar,
tumbate y sal. - le ordeno mientras reprimo las lágrimas e intento
sonar firme.
Duda
una milésima de segundo, pero me hace caso.
Tardamos
tiempo, pero tenemos paciencia, primero sale Ladislao, luego Renata
quien durante todo el proceso no dejaba de temblar, y finalmente
salgo yo.
Nos
dirigimos al jardín que inundamos para lavarnos y salimos de ahí lo
antes que se nos es posible.
Aquella
noche me dejaron hacer el primer turno.
El
primero en aparecer era Walfredo.La foto que pusieron era
completamente diferente al de la arena, estaba sonriendo como antes.
Y me gusta tener esa última imagen suya en lugar de la de tensión
justo antes de morir.
Walfredo
representante del mismo distrito que yo, mi compañero, quien actuaba
como hermano mayor de Leria a pesar de que ella le llevaba un año,
el chico guapísimo, pelirrojo natural, musculoso, alto, con unos
ojos violeta que me recordaron a mi pelo. El cotilla según Caesar.
Con sus pecas, que le convertían tan deseable para todas las chicas,
e incluso a algún chico homosexual. Y era normal que se
autodenominara el “sex-symbol” de los capitol tributes.
¿Era
solo eso lo que me gustaba de él? Está claro que no, su capacidad
de hacer reír a cualquiera, donde, como, y cuando fuera. También su
humildad. “Lo llevo para recordar que a pesar de todo el oro que me
cubra seguiré siendo una piedra.” Dice su imagen en el cielo,
aunque son imaginaciones mías ya que cuando seco mis lágrimas
aparecen los tributos del 10.
Alguien
me tapa con una manta y me pasa agua. Me giro y encuentro a Ladislao.
-Oye,
si quieres ya te cambio el turno. - me ofrece.
Intento
decirle que no pero me salen las palabras, así que me limito a negar
con la cabeza.
Él
asiente y solo se queda a mi lado sin preguntarme nada. Aunque no le
doy importancia y vuelvo a mis pensamientos.
¿Por
qué de repente pensaba en Walfredo así? ¿Era normal o yo me estaba
enamorando de él y no lo quería aceptar? De todas formas eso ya
daba igual, está muerto, estoy en la arena, ya estaré de romances
con Austin cuando vuelva a casa.
Cuando
vuelvo a la realidad noto como Ladislaome mira, y negándome a
mirarle dirijo mi vista al suelo. Su mano estaba tan cerca de la mía,
no recuerdo que se sentara tan cerca así que me levanto bruscamente
y me voy a dormir sin decir nada.
-
Te lo pasaste muy bien en los juegos ¿no? - me dice Austin, intento
decir que no, pero parece que lo único que puedo hacer es asentir.
-Tonteando, riendo, pasando buenos ratos con Walfredo. - me tira una
mirada llena de rábia. - Completamente loca por sus huesos. Y yo
aquí sufriendo por ti. ¿Si yo hubiera muerto llorarías como lo
hiciste por él?- y parece que esta vez ya no pude asentir, y negué.
- Lo sabía. ¿esto es amor? - volví a negar. - pero ahí no acaba
la cosa, eh. También estuviste de manitas con Ladislao. No lo
pasaste tan mal allí, excepto por sus muertos, esta claro. Y dime
¿pretendes que sigamos juntos? - niego de nuevo. - Mejor, porque yo
no estoy dispuesto. - dice Austin y desaparece en la oscuridad.
Me
despierto y compruebo que sigo en la arena. Renata esta haciendo
guardia y Ladislao duerme un metro más allá.
-
Ya acabo yo tu turno. - digo y ella duda. - Yo no acabe el mío.
Asiente
y se va con su hermano.
Me
quedo mirando el amanecer y muero de ganas por que Austin estuviera
para verlo, no en la arena, claro, pero ojalá estuviera yo con él.
Y es que son estos momentos cuando realmente te das cuenta a quien
quieres.
Estoy
más decidida a ganar estos juegos, y no debo estar tan lejos. Si no
he calculado mal debemos ser seis en la arena, este debe ser el
momento más indicado para irme empiezo a preparar mis cosas en una
bolsa.
-Buenos
días. - me saluda Ladislao.
“Genial”
pienso, de momento no me podré ir sin pelear.
-Gracias
por acabar el turno de mi hermana. - me dice él.
-Bueno,
tu acabaste el mío, es lo justo...
-¿Donde
ibas con la bolsa? - me interrumpe curiosamente Renata.
-En
busca de comida. -miento.
-
Vamos juntos, espera un momento. - me sugiere Renata.
-Déjala.
Tal vez quiere estar sola, tenía una muy buena relación con Walf. -
le dice Ladislao.
Pero
en sus palabras noto algo más a parte de comprensión. ¿Ironía?
¿Eso es una indirecta?¿Celos?
Aunque
me da absoluto igual, no es ni el momento ni el lugar para sus
tonterias.
-Vale,
os espero, así vamos todos juntos. - digo, no quiero que note que me
quiero separar.
-
Como quieras. - dice Ladislao sin ni siquiera mirarme. ¿Pero cuantos
años se cree que tiene?
Ya
es mayorcito para hacer estas chorradas. Entonces me paro a pensar, y
no es verdad, tiene diecisiete años, es normal. Estar en la arena me
hace pensar que ser inmaduro no es normal, cuando lo que realmente no
es normal es que manden a chicos y chicas “inmaduros” a una
arena.Pero es lo que hay, y si tengo que madurar para sobrevivir, lo
haré.
-¿Habéis
oído eso? - pregunta Renata sobresaltada.
-¿El
qué? - pregunto.
-
Dejala, los juegos la están volviendo paranoica.
-
Te juro que por la noche vi a alguien.
-
De todos modos ya nos vamos. - le digo.
En
eso que nos vamos a ir:
-
¡Quietos!
Nos
ponemos en guardia y vemos a Dimitri, Vintesolen (la nieta de Snow) y
a Bridgit.
Es
curioso que me acuerde de todos los nombres, pero a diferencia de la
mayoria de personas, siempre se me han dado bien.
Y
entonces, como seguramente ya habían planeado antes cada uno de
ellos se lanza encima de nosotros, menos de Renata quien
probablemente no calcularon que estaría viva.
Le
digo que huya mientras esquivo a la nieta de Snow.
Sale
corriendo.
-
Dimitri, haz el favor y mátala. - dice Vintesolen.
Y
él se dirige hacia Renata, quien esta completamente desarmada y se
queda paralizada.
Le
lanzo mi mazo, ella lo coge y vuelve a correr.
Veo
como Vintesolen se vuelve hacia mi.
Se
tira encima mio con unas tijeras.
-
Ese pelo... me recuerdan – intento moverme pero lo único que
controlo es mi brazo derecho. - a unos ojos ¿es posible?
Nos
han espiado, no sé exactamente cuando, y pretenden jugar físicamente
y psicológicamente.
A
continuación me corta un mechón de forma brusca y hace una herida
que me empieza a sangrar.
-Bueno,
la verdad, me gusta más tu pelo de rojo. - dice sin dejar de
sonreír. Una sonrisa escalofriante, toda llena de puntitos de oro, y
las encías azules. - Estate quieta, joder. - al ver que no paro saca
su cuchillo – a ver si ahora estás más quieta. - y me rasca todo
el brazo, cuando llega a la muñeca se lo quito con un ágil
movimiento.
Lo
coloco en su barbilla y la levanto.
-
Ahora nos levantaremos. - le aviso.
Una
vez de pie, me intenta clavar las tijeras en el estomago, pero yo me
giro y me rasga la cadera.
Echo
a correr hacia mis dardos, solo me encuentro uno cargado, y ella esta
demasiado cerca como para ponerme a buscar algo más.
Cuando
esta a mi lado le doy con mi arma en la cabeza, suerte que la arma es
dura y hace que pierda la consciencia.
Me
giro y veo a Bridgit dejando sin respiración a Lads, y le disparo un
dardo envenenado, pero esta se lo quita y se lo clava a él.
Cae
ella, cañonazo, cae él, cañonazo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Crítcas constructiva, no destructivas, gracias =)