6: Hundirnos un poquito

-¿No piensas hablarme en todo el resto de los juego?
Walfredo se aclara la garganta y suelta:
- Que quieres que te diga, hemos cuidado a tu hermana y protegido por tal de que siguiera viva y tu no has podido hacer lo mismo por Leria.
-No compares, nosotros teníamos que ir a matar. Teníamos más posibilidades de morir. - dice Ladislao intentando calmarle.
-Pues que sepas que aquí Beaty también se ha jugado la vida por tu hermana. Tenía el brazo lleno de cristales y no quiso que se los quitara antes de asegurarse de que tu hermana estaba perfectamente. Hoy ha matado a un tal Evig, y seguro que no voluntariamente, lo hizo para proteger a Renata. Tú tenias que hacer lo mismo por Leria. ¿Y donde esta? No esta, ha muerto, y a saber si fuiste tú quien la mato.
-Tienes razón. - dice Ladislao. - yo la maté.
En ese momento a todos se nos abre los ojos como platos.
Walfredo le da un puñetazo en la barbilla y otro en el estomago que hace que Ladislao caiga al suelo. Walfredo se pone encima con intención de dejarle con los huesos destrozados, pero entonces Renata y yo los separamos.
Dejo que Renata mantenga a Walfredo ya que él es incapaz de hacer daño a una niña como Renata.
Yo ayudo a Ladislao para que se siente apoyado en un árbol y le limpio las heridas.
- No la quería matar, lo juro. - me dice.
- No es necesario que me lo expliques.
- Necesito hacerlo. Yo tenia la necesidad de protegerla, no solo porque Walfredo me lo pidiera. - continua explicando. - Sé que sentía algo más. Sé que apenas la conocía pero... Yo no quería que muriera.
- Nadie quería que muriera.
- Pero yo la maté.
Entonces callo porque no sé que decirle.
- Entramos en un jardín en el que nos pareció ver a un par de víctimas fáciles. Pero fueron espejismos. Cuando nos íbamos el suelo empezó a quemar, empezaron a salir bolas de fuego.
Cuando huíamos del jardín Leria se tropezó con una piedra afilada, y cayó de cabeza contra otra. La cantidad de sangre me despistó un poco. Me apresuré a cogerla, pero tanta sangre me mareó y me caí.
La estaba sacando a rastras ya que ni yo me podía levantar. Cuando conseguimos salir ella me pidió que la matara. Y lo hice, las manos me temblaban pero no podía dejarla ahí sufriendo.
-Hiciste bien. - levantamos la cabeza y nos encontramos a Walfredo. - Siento lo de antes.
- No pasa nada, lo entiendo. - Ladislao se gira a mirarme. - y, Beaty, gracias por cuidar tan bien de mi hermana.
-No hay de que. Dejame verte las quemaduras y heridas.
Tras curar un poco a Ladislao empezamos a montar otro campamento alrededor de un árbol.
Aquel día era muy parecido al anterior, tan solo un día creando un nuevo “campamento” y aquella noche aparecen dos muertos.
Los del distrito nueve, Gang y Raisa.
-Gang. - digo en voz baja. - A ese lo maté yo también.
-Eso es imposible, hoy no hemos matado a nadie. - dice Renata.
-Hace dos días. -digo.
-Beaty, estás empezando a delirar – me dice Walfredo divertido. - Si lo hubieras matado hace dos días hubiera salido hace dos días.
-No, yo le quité el mazo que llevaba, y le di unos simples cuchillos a cambio. Tal vez si no le hubiera....
-Sí y tal vez si no hubiera habido rebelión no estaríamos aquí – me corta Ladislao.
- Y si no hubieran inventado los juegos no se hubieran rebelado. - continua Renata con una sonrisa de oreja a oreja. Es de las pocas veces que la veo adorable y despreocupada.
- Y si no hubieran existido los días oscuros. - le sigue Walfredo y le guiña un ojo.
Seguimos así hasta que digo.
- Y si Dios no hubiera creado el mundo.
Entonces todos echamos a reír, pero no por el comentario, ni por nada en concreto. Algo parecido a cuando Annie y yo nos pusimos a reír el día que nos conocimos.
A la mañana siguiente me levanto con energías renovadas, y diría que no soy la única. Antes de mediodía vamos a buscar más comida y para nuestra mala suerte nos topamos con otro jardín.
Primero no parece nada, decidimos no entrar, ya que la última vez parecía inofensivo y casi dejamos nuestras vidas.
Pero entonces se oyen voces, y antes que pueda reaccionar Renata ya ha entrado en el jardín, y su hermano la ha seguido.
Walfredo me mira con cara de “¿Y ahora que?” me encojo de hombros y entramos.
Una vez dentro me doy cuenta de donde estamos, en el tercer vasallaje de nuevo, y esas voces son charlajos.
Renata chilla y llora, Ladislao intenta consolarla y Walfredo está en guardia con un arco que hace dos días pertenecía a Leria. Con gestos indico a Ladislao que tape los oídos a Renata, y sin dudarlo me hace caso.
Últimamente todos me hacen caso ya que soy yo quien tiene más información sobre los anteriores juegos y por lo tanto, sobre estos.
Les digo que me sigan para dirigirnos a la salida. Pero no puedo, no podemos. Todos, casi al mismo tiempo, miramos nuestros pies. Arenas movedizas, como las que rodeaban la cournucopia en los 47s juegos del hambre.
- Arenas movedizas. - informo y el par de chicos me miran con cara de “¡¿no me digas?!”, pero yo sigo. - En los 47s juegos rodeaban la cournucopia. Os seré sincera.- aprovecho que Renata tiene los oídos tapados y que con sus sollozos no podrá oírme.- Muchos tributos se hundieron en ellas, pero también algunos se salvaron.
- Los que no fueron hacia la cournucopia. - escupe Walfredo
-No, ¿me dejas acabar? - se calla y baja la mirada. - Según la cercanía estaba más o menos profundo. Y presiento que estás son bastante profundas. Ahora os diré lo que haremos para salir de ellas, ¿vale? -Asienten,y por un momento veo a dos niños pequeños.- primero, mantengamos la calma y nada de movimientos bruscos, eso solo empeoraría las cosas. Segundo, cuando nos llegue por las rodillas, o como mucho por el pecho, tenderemos a flotar, esto saldrá bien. ¿Queda claro?
Lo digo bajo, pero lo han oído, y aunque no no contesten tienen la postura firme, sé que ambos están reflexionando.
Los charlajos siguen hablando, pero son muchas voces mezcladas, entonces oigo la de Lila. “Cuando te vea te haré la vida imposible”.
Los chicos siguen sin decir nada. Noto el Sol el cual da muchísima calor. Ladislao le explica el plan a su hermana poco a poco mientras la tranquiliza. Las arenas están frías.
-¡¿Estás diciéndome que tenemos que dejarnos hundir un “poquito solo”?! - salta Walfredo casi gritando e imitando mi voz al decir esas dos últimas palabras.
Decido callar.
Pone los ojos en blanco, y después mira al cielo. Lo señala.
- El plan perfecto, dejamos hundirnos hasta la mitad para después colocarnos de espaldas y flotar, por que el ser divino nos salvará. - suspira. - ¿Es ese el plan , Beaty?¿Es ese?
- Sí.- afirmo sin intención de añadir nada más.
- ¿¡Estás mal de la cabeza?!
- No. - digo, me está poniendo de los nervios y me tengo que controlar para no explotarle palabras no aptas.
-Walfredo, haremos caso a Beaty. - dice Ladislao
-Haréis caso a Beaty. - corrige – A más si lo hacéis sois... - se calla. - es decir, venga ya, dejarnos hundir y tumbarnos de espaldas,¿no creéis que es ilógico? Te hundirás más rápido de espaldas.
-No es momento para que te de una clase sobre arenas movedizas, es lo que yo vi en aquellos juegos.- replico
-Aunque le comprendo, eh. - dice sin dirigirse hacia mi siquiera. - Solo habrá un vencedor. Y obviamente no nos cederá el puesto. ¿Cierto Beaty? - entonces al fin me mira. - Pero a mi no me engañarás.- vuelve a apartarme la mirada. - ¿Y vosotros que pretendéis hacer?
Renata mira a su hermano quien se encoge de hombros y asiente.
- Muy bien, - dice Walfredo. - imitarme estamos muy cerca de la salida.
Miro sorprendida a Renata, ella mira de nuevo a su hermano quien me gira la cara y empieza a imitar a Walfredo. Renata hace lo mismo, pero sin ser tan brusca, y yo me limito a quedarme donde estoy observando la escena.
La arena casi me llega a la rodillas, a Walfredo casi por las caderas. Se da cuenta que le estoy mirando.
-Tal vez me hunda más, pero también estoy más cerca de la salida. - me dice y yo aparto la mirada y me fijo en Renata.
Me doy cuenta que ella realmente, apenas se mueve, tan solo un poco para que su hermano crea que ella le está haciendo haciendo caso, pero en realidad está haciendo de mis instrucciones anteriores, a ella es a quien menos le cubre de los tres, pero también la más alejada de la salida.
Me pregunto cual será la extraña razón por la que me hace caso a mi antes que a su hermano.
Se da cuenta y me guiña un ojo, a lo que yo sonrío.
- Estoy a punto de salir, un solo impulso más y salgo, luego me seguirás tú. - ordena dirigiéndose a Ladislao. - Y ya sacaremos a tu hermana. Y tal vez, a esa. - dice señalándome.
Agacho la cabeza.
Walfredo se da el impuso y a continuación suelta un grito ahogado.
Todos nos fijamos en él, ahora esta hundido hasta el cuello.
-¡Para y tumbate, joder Walfredo, que te considero mi amigo!¡¿Como quieres que te vea morir?! - le grito.
- Estoy a un paso. - dice – lo siento. - añade y da el paso.
Algo salió mal en aquel sencillo paso, noté como se tensó y finalmente se hunde completamente.
Grito y después un largo silencio inunda el jardín; silencio que es interrumpido por un cañonazo que provoca que Renata se sobresalte.
- Lo siento, debimos hacerte caso. - se arrepiente Ladislao.
-Tranquilo. - digo quitando le importancia.
Entonces noto como las lagrimas recorren mis mejillas. Walfredo, el chico más bipolar e impulsivo del mundo, pero al final siempre era duro como su piedra.
- Ahora tumbate, eres el que está más hundido, déjate flotar, tumbate y sal. - le ordeno mientras reprimo las lágrimas e intento sonar firme.
Duda una milésima de segundo, pero me hace caso.
Tardamos tiempo, pero tenemos paciencia, primero sale Ladislao, luego Renata quien durante todo el proceso no dejaba de temblar, y finalmente salgo yo.
Nos dirigimos al jardín que inundamos para lavarnos y salimos de ahí lo antes que se nos es posible.
Aquella noche me dejaron hacer el primer turno.
El primero en aparecer era Walfredo.La foto que pusieron era completamente diferente al de la arena, estaba sonriendo como antes. Y me gusta tener esa última imagen suya en lugar de la de tensión justo antes de morir.

Walfredo representante del mismo distrito que yo, mi compañero, quien actuaba como hermano mayor de Leria a pesar de que ella le llevaba un año, el chico guapísimo, pelirrojo natural, musculoso, alto, con unos ojos violeta que me recordaron a mi pelo. El cotilla según Caesar. Con sus pecas, que le convertían tan deseable para todas las chicas, e incluso a algún chico homosexual. Y era normal que se autodenominara el “sex-symbol” de los capitol tributes.
¿Era solo eso lo que me gustaba de él? Está claro que no, su capacidad de hacer reír a cualquiera, donde, como, y cuando fuera. También su humildad. “Lo llevo para recordar que a pesar de todo el oro que me cubra seguiré siendo una piedra.” Dice su imagen en el cielo, aunque son imaginaciones mías ya que cuando seco mis lágrimas aparecen los tributos del 10.
Alguien me tapa con una manta y me pasa agua. Me giro y encuentro a Ladislao.
-Oye, si quieres ya te cambio el turno. - me ofrece.
Intento decirle que no pero me salen las palabras, así que me limito a negar con la cabeza.
Él asiente y solo se queda a mi lado sin preguntarme nada. Aunque no le doy importancia y vuelvo a mis pensamientos.
¿Por qué de repente pensaba en Walfredo así? ¿Era normal o yo me estaba enamorando de él y no lo quería aceptar? De todas formas eso ya daba igual, está muerto, estoy en la arena, ya estaré de romances con Austin cuando vuelva a casa.
Cuando vuelvo a la realidad noto como Ladislaome mira, y negándome a mirarle dirijo mi vista al suelo. Su mano estaba tan cerca de la mía, no recuerdo que se sentara tan cerca así que me levanto bruscamente y me voy a dormir sin decir nada.

- Te lo pasaste muy bien en los juegos ¿no? - me dice Austin, intento decir que no, pero parece que lo único que puedo hacer es asentir. -Tonteando, riendo, pasando buenos ratos con Walfredo. - me tira una mirada llena de rábia. - Completamente loca por sus huesos. Y yo aquí sufriendo por ti. ¿Si yo hubiera muerto llorarías como lo hiciste por él?- y parece que esta vez ya no pude asentir, y negué. - Lo sabía. ¿esto es amor? - volví a negar. - pero ahí no acaba la cosa, eh. También estuviste de manitas con Ladislao. No lo pasaste tan mal allí, excepto por sus muertos, esta claro. Y dime ¿pretendes que sigamos juntos? - niego de nuevo. - Mejor, porque yo no estoy dispuesto. - dice Austin y desaparece en la oscuridad.

Me despierto y compruebo que sigo en la arena. Renata esta haciendo guardia y Ladislao duerme un metro más allá.
- Ya acabo yo tu turno. - digo y ella duda. - Yo no acabe el mío.
Asiente y se va con su hermano.
Me quedo mirando el amanecer y muero de ganas por que Austin estuviera para verlo, no en la arena, claro, pero ojalá estuviera yo con él. Y es que son estos momentos cuando realmente te das cuenta a quien quieres.
Estoy más decidida a ganar estos juegos, y no debo estar tan lejos. Si no he calculado mal debemos ser seis en la arena, este debe ser el momento más indicado para irme empiezo a preparar mis cosas en una bolsa.
-Buenos días. - me saluda Ladislao.
Genial” pienso, de momento no me podré ir sin pelear.
-Gracias por acabar el turno de mi hermana. - me dice él.
-Bueno, tu acabaste el mío, es lo justo...
-¿Donde ibas con la bolsa? - me interrumpe curiosamente Renata.
-En busca de comida. -miento.
- Vamos juntos, espera un momento. - me sugiere Renata.
-Déjala. Tal vez quiere estar sola, tenía una muy buena relación con Walf. - le dice Ladislao.
Pero en sus palabras noto algo más a parte de comprensión. ¿Ironía? ¿Eso es una indirecta?¿Celos?
Aunque me da absoluto igual, no es ni el momento ni el lugar para sus tonterias.
-Vale, os espero, así vamos todos juntos. - digo, no quiero que note que me quiero separar.
- Como quieras. - dice Ladislao sin ni siquiera mirarme. ¿Pero cuantos años se cree que tiene?
Ya es mayorcito para hacer estas chorradas. Entonces me paro a pensar, y no es verdad, tiene diecisiete años, es normal. Estar en la arena me hace pensar que ser inmaduro no es normal, cuando lo que realmente no es normal es que manden a chicos y chicas “inmaduros” a una arena.Pero es lo que hay, y si tengo que madurar para sobrevivir, lo haré.
-¿Habéis oído eso? - pregunta Renata sobresaltada.
-¿El qué? - pregunto.
- Dejala, los juegos la están volviendo paranoica.
- Te juro que por la noche vi a alguien.
- De todos modos ya nos vamos. - le digo.
En eso que nos vamos a ir:
- ¡Quietos!
Nos ponemos en guardia y vemos a Dimitri, Vintesolen (la nieta de Snow) y a Bridgit.
Es curioso que me acuerde de todos los nombres, pero a diferencia de la mayoria de personas, siempre se me han dado bien.
Y entonces, como seguramente ya habían planeado antes cada uno de ellos se lanza encima de nosotros, menos de Renata quien probablemente no calcularon que estaría viva.
Le digo que huya mientras esquivo a la nieta de Snow.
Sale corriendo.
- Dimitri, haz el favor y mátala. - dice Vintesolen.
Y él se dirige hacia Renata, quien esta completamente desarmada y se queda paralizada.
Le lanzo mi mazo, ella lo coge y vuelve a correr.
Veo como Vintesolen se vuelve hacia mi.
Se tira encima mio con unas tijeras.
- Ese pelo... me recuerdan – intento moverme pero lo único que controlo es mi brazo derecho. - a unos ojos ¿es posible?
Nos han espiado, no sé exactamente cuando, y pretenden jugar físicamente y psicológicamente.
A continuación me corta un mechón de forma brusca y hace una herida que me empieza a sangrar.
-Bueno, la verdad, me gusta más tu pelo de rojo. - dice sin dejar de sonreír. Una sonrisa escalofriante, toda llena de puntitos de oro, y las encías azules. - Estate quieta, joder. - al ver que no paro saca su cuchillo – a ver si ahora estás más quieta. - y me rasca todo el brazo, cuando llega a la muñeca se lo quito con un ágil movimiento.
Lo coloco en su barbilla y la levanto.
- Ahora nos levantaremos. - le aviso.
Una vez de pie, me intenta clavar las tijeras en el estomago, pero yo me giro y me rasga la cadera.
Echo a correr hacia mis dardos, solo me encuentro uno cargado, y ella esta demasiado cerca como para ponerme a buscar algo más.
Cuando esta a mi lado le doy con mi arma en la cabeza, suerte que la arma es dura y hace que pierda la consciencia.
Me giro y veo a Bridgit dejando sin respiración a Lads, y le disparo un dardo envenenado, pero esta se lo quita y se lo clava a él.

Cae ella, cañonazo, cae él, cañonazo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Crítcas constructiva, no destructivas, gracias =)